sábado, 3 de diciembre de 2011

Parte 2... El Viaje y la llegada


Como era de esperarse, el viaje resultó un tanto incómodo. Los asientos, eran sillas parecidas a las de un camión urbano, pero eran más chicas, y la verdad, para viajar cerca de 10 horas, eran MUY incómodas, y para poder dormir había 3 opciones (seamos honestos, me tomé 2 pastillas de dramamine para evitar cualquier tipo de mareos, aunque también lo usé como somnífero para acortar las 10 horas de viaje): 1ra, acostarte en una hilera de estas sillas incómodas, y terminar con un dolor de espalda, piernas y brazos insoportables, 2da, acostarse en el piso, pero como no llevaba ni sleeping bag o cualquier tipo de colcha o sábana, la descarté ya que estaba un tanto sucio el piso, 3ra, subir a cubierta y acostarte en las bancas, donde el espacio para sentarte es apróx. de 30 centímetros de ancho x 2.50 mts de largo, entonces te obliga a dormir de lado, pero hacía un calor típico de Agosto (que para las personas que no conozcan Sinaloa en esas fechas, es una temperatura oscilante entre los 38 y los 42ºC con mucha humedad, lo que provoca que uno sude mucho).
Opté por la 1er opción, pero para mi desgracia, en la hilera donde podía dormirme, pegaba directo el flujo del aire acondicionado, y todo el camino me estuve despertando a causa del frío ya no llevé ningún tipo de suéter tampoco.
Ampliando un poco más este último punto acerca de lo que llevé y lo que no llevé, diré que a los nuevos les aplican una especie de novatada, no te dicen que llevar o que no llevar, obvio me causó mas de 1 problema, ya que solo llevaba lo que en ese momento creí conveniente: ropa típica de verano de trabajo, un par de botas, 2 pares de tenis, 1 par de zapatos para agua (justamente a horas de irme a Mazatlán se me rompieron mis chanclas, y ya no tenía tiempo de ir a comprar unas nuevas), medicinas para malestar estomacal, y dolor de cabeza, pijama, 3 libros, 1 gorra, shampoo, pasta, gel, jabones,  desodorante, crema de afeitar y rastrillos (si mal no recuerdo), pero ¡que equivocado estaba! (luego sabrán por qué).
Alrededor de las 4:00 am, llegamos a nuestro destino, pero como no había personal en el muelle que nos recibiera (ellos también tienen horas para recibir y despachar embarcaciones), tuvimos que esperar hasta las 8:00 am. Y en ese intervalo de espera, en algún momento, empezó a llover.
Una vez que abrieron el muelle, el barco se acercó al muelle para desembarcar, y por fin pude ver bien la isla, que en esos precisos momentos, bajo un cielo gris, nublado y lluvioso, parecía mas el escenario donde se había filmado “La Isla Siniestra”, que lo que mi mente había imaginado inicialmente (la isla de “La Isla de la Fantasía”).
Nos bajaron uno a uno y nos mandaron a la aduana para revisión. Bajo un tejaban de lámina con goteras, nos daban indicaciones los marinos y el personal de la Secretaría, y por donde segunda ocasión escuchaba el siguiente “Señores, esto es un penal, no es un centro recreativo, para lo que son nuevos: está prohibido introducir celulares, usbs, memorias, ipots (escrito tal como lo pronunciaron), bebidas embriagantes, alcohol etílico, azúcar, ropa de color beige, medicamento controlado sin su debida prescripción. Tienen que sacar todas sus identificaciones con fotografías, ifes, licencias de conducir, credencial de la escuela, del club social o cualquiera que tenga su foto, y entregarlas al personal. Recuerden que si tienen algún objeto de los que mencioné, mejor entréguenlo ahorita para su resguardo, ya que si se les encuentra entre sus pertenencias, es considerado una falta y se les prohibirá el ingreso a la isla y se tendrán que regresar”.
Nos repartieron ligas para amarrar las credenciales y empezaron a pasar lista, de nuevo, pero esta vez, para pasar a unos cuartitos (había 4), para una revisión corporal (en este preciso momento, es cuando uno piensa, con el debido respeto del lector, “ya valió mad…”, el solo hecho de pensar que unos tipos que viven en una isla donde las mujeres son escasas te revisen, no te da buena espina, aún así, a pesar de todo, obviamente no faltaron las bromas, “el problema es cuando sales con una sonrisa de oreja a oreja”, decían). Por fin salió mi nombre, pasé a entregar las credenciales, y esperé a que me volvieran a llamar para pasar al “cuartito”, una vez que pasé al cuartito, me pidieron que dejara lo que traía en las bolsas en una repisa  y que me volteara para que me registraran, una vez que me registraron, me pidieron que me quitara mis zapatos y que se los entregara al custodio, para que Él los pudiera registrar, cuando se los entregué, agarró mis botas, les metió la mano, las “exprimió” (me imagino que para ver si no tenía algún doble fondo donde hubiera metido algún tipo de memoria o algún tipo de droga), y cuando no encontró nada (OBVIAMENTE), me las regresó y me pidió que me bajara los pantalones a las rodillas (¡Uh Oh!), una vez que hice eso, lo único que me pidieron que hiciera es que moviera un poco mis briefs para ver si no caía (de nueva cuenta) algún objeto que no debiese introducir (donde de otra vez digo, OBVIAMENTE no cayó nada). Una vez que ya por fin se convencieron que no llevaba nada, me dijeron que me subiera los pantalones, que guardara mis pertenencias (ah! Se me pasó comentar que también checaron mi billetera así como la cantidad de dinero que traía, ya que, aparte de ver si no llevaba algo ilegal, no podía pasarme de $3,000.00 para ingresar a la isla) y que pasara a que revisaran mis maletas.
Cuando pasé con el custodio para revisar mi maleta, sacaron TODO y revisaron cosa por cosa, pantalón por pantalón, calcetín por calcetín, playera por playera, cada medicina que traía (que cuando me preguntaban que si donde estaba la receta médica, les decía que no era un medicamento controlado, que podía conseguirse libremente en cualquier farmacia). Para mi mala fortuna, no sabía que estaba prohibido introducir ropa color verde militar, al igual que lociones, así que cuando encontraron un pantalón del color ya mencionado y mi loción, el custodio me dijo “La loción no la puedes ingresar, tienes que ponerla en resguardo, pero el pantalón, ¿Te crees militar o qué?¿Por qué traes un pantalón de militar?” a lo cual Yo respondí que me disculpara, que cuando me dijeron que color de prenda estaba prohibido, nunca me comentaron que el verde, que yo sabía que el negro y el beige lo estaban, pero el verde no, y que el pantalón no era de militar, que así lo había comprado por que me había gustado el diseño y el color del mismo.
Después de escuchar mis explicaciones me pidió que llevara también mi pantalón a resguardo junto con mi loción, cosa que hice inmediatamente sin protestar, y una vez que quedaron registradas mis pertenencias en resguardo, me dieron una ficha y me regresé inmediatamente a guardar todo lo que habían sacado mis maletas.
Cuando guardé todo, y al fin logré salir de la aduana (había pasado cerca de hora y media en lo que bajamos del baro y nos dejaron salir de la aduana), ahí estaba el personal de Bienestar y Salud de la empresa que me había contratado, donde, bajo ese cielo gris y lluvioso, bajo ese clima tan sofocado y caluroso, no creo que se me olvide las primeras palabras que nos dijeron, que más bien parecen sacadas de alguna película de terror y misterio… “Bienvenidos a la Isla”.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Parte 1… El Inicio de la Aventura


El 27 de Agosto del 2011 me embarqué a una aventura más, sin saber lo que me esperaba.
Para finales de Julio, tuve que volver a Culiacán a casa de mis Padres por motivos personales, por lo tanto, me encontraba en la precaria situación de que no tenía trabajo.
Después de unas llamadas y platicar con algunos amigos, logré contactarme con el ex-novio de una amiga que trabaja en una gran corporación 100% Sinaloense (la cual por razones obvias omitiremos el nombre), que precisamente en ese momento se encontraba contratando personal para un proyecto donde nuestros contratistas serían ni más ni menos que la Secretaría de Seguridad Pública, ubicado, relativamente, en las afueras del continente...
Sin saber mucho al respecto, y sin conocer a alguien que estuviera o hubiese trabajado para indagar acerca de ese trabajo, acepté la propuesta, por que como una vez alguien me dijo “mejor bolsa saca que bolsa seca”, así que me citaron en el muelle “La Puntilla” a las 3:00 pm en la ciudad de Mazatlán, la forma de traslado sería en Barco.
El sábado 27 de Agosto a las 10 am emprendimos mis Padres y Yo el viaje a Mazatlán, y como a la 1 ya estábamos en el mencionado muelle, y como hacía falta 2 horas para salir, comimos en un restaurant que ahí mismo se encuentra.
Llegaron las 3 de la tarde y empezó a formarse un tumulto de gente en una pequeña explanada, y Yo, preparándome psicológica y mentalmente para mi aventura, me despedí de mis Papás, y ellos se fueron (más tarde volverían para cerciorarse de que efectivamente hubiese partido).
Alrededor de las 4:00 pm atracó un barco, de esos que parecen “yate fiesta” donde uno generalmente se sube para irse de parranda algunas horas a un par de ciento de metros mar adentro en las playas de la ciudad, a lo cual fue mi sorpresa al saber que ese sería el barco que nos trasladaría a nuestro paradisiaco destino.
Unos militares salieron para recibirnos, así como personal de la SSP (Secretaría de Seguridad Pública), así que hicimos fila, y empezaron a pasar lista, a la cual, después de decir presente y entregar una copia de nuestra IFE,  teníamos que ir pasando a una pequeña aduana para revisión, ya que a partir de ese punto, ningún civil
Mi mayor asombro fue saber que teníamos que sacar todas nuestras pertenencias ya que las tenían que revisar minuciosamente, para ver si no pasábamos algún objeto prohibido (computadoras, celulares, iPods o bien, alguna memoria de computadora tales como USBs, SD o cualquier parecido, así como ropa color beige o, como en cualquier otro lugar, algún tipo de droga o bien alguna bebida embriagante).
Después que pasaron los perros en busca de algo indebido y que maleta tras maleta (habíamos formados entre 40 y 60 personas) revisaron las pertenencias, nos hicieron que las volviéramos a guardar para empezar a abordar el susodicho barco… el “Playa del Carmen” y zarpamos cerca de las 6 p.m… El destino? El complejo penitenciario Isla Marías.
A decir verdad, ignoro por qué, cuando zarpamos lo primero que se me vino a la mente, la paradisiaca isla en la cual se desarrolla la serie “La Isla de la Fantasía”, cuyo personaje principal es el Sr Roarke (interpretado por Ricardo Montalbán) y cuya trama es que la gente va a esa isla para cumplir sus deseos de cualquier índole… Pero había olvidado la 2da parte de la trama, que las cosas nunca salían como esperaban…